domingo, 22 de marzo de 2015

del TOC al TAO. Un viaje que hace escala en la Vida. ( O cómo Quim Paneque pasó de Quimérico a Qántico )

Me pusieron Joaquim Paneque. Más que un nombre para un apellido, un arquetipo para una epopeya. Paneque en griego significa “el que todo lo tiene”, y Joaquim,el nombre del padre de mi madre, Maria, guardián “trinsgeneracional”,y nombre también del abuelo materno de Jesucristo. Causalidades al margen,os diré que fui un niño sobreprotegido hasta el paroxismo.Crecí almohadillado hasta convertirme en una de ellas,un ser invertebrado, sin médula interior ni sistema inmunitario-social posible.Con el paso del tiempo, la alm@hadilla que celosamente custodiaba mi corazón infinito devendría en el símbolo de una vida consagrada al trastorno obsesivo-compulsivo,y mi doblemente cuadriculado corazón yacería ya para siempre, entregado al infinito número de veces en que tendría que repetir cada acción,cada movimiento,por trivial que éste fuera. Un ser dual más en un mundo dualista, pero en mi caso, doblemente,doblegado por el peso de un armazón de planos yuxtapuestos,doblando para que el plano vertical irrumpiera en el doliente horizontal cotidiano,que,por mi condición hipermental,no sería ya aquel un inocente punto en el horizonte de sucesos infinito, sino más bien, con el ángulo adecuado,un rayo que debería ser capaz de ver caer  con la suficiente antelación. Una doble cruz nada ortodoxa para un viaje más heterodoxo aún. Un viaje del TOC al TAO. Un viaje que hace escala en la Vida. O cómo Quim Paneque pasó de Quimérico a Qántico.